Siento que tengo que dejar atrás esta vida,
estoy cansado de las cosas que hay en ella,
de las caricias efímeras que ya ni son mías...
Soy la pantalla que combate la melancolía
detrás de un rostro sin ojos, nariz ni boca,
de uno que sólo tiene unos labios que llenan de besos
a un cuerpo, que busca amor por momentos...
Me siento tan vacío como los bosques de la selva
en una noche sin luna ni estrellas,
donde sabes que hay árboles y animales
pero que no puedes ver, por más esfuerzos qué hagas,
porque ¡todo se ve igual! en la oscuridad.
He dado todo y nada a la vez
y siempre ha sido un simple engaño
creer que existía algo sincero...
No pudo ser cierto.
siempre fueron los momentos del cenicero
que acoge las cenizas del intento de olvido...
Y un corazón adolorido no entrega sentimiento,
hace del encuentro un remordimiento
para volver a empezar de cero,
olvidando todo lo entregado en el pasado,
gracias a las caricias efímeras que ya ni son mías.
Así pasa el tiempo jugando ligero
en las erupciones de pasiones
que simplemente esperan olvidar lo que se deja atrás,
porque no se es capaz de aceptar la verdad que no se encuentra...
En ese momento, sólo queda evadir tempestivamente la realidad,
la que se aleja con una nueva sonrisa
que dibuja todo lo que se espera,
hasta que se baje la guardia y sean suyas
esas caricias efímeras que ya ni son mías…
Porque ahora que ya no están
es tiempo de cambiar,
es tiempo de dar un paso más y no voltear....
porque no puedo nunca más, nunca más me dejaré tentar
por las caricias efímeras que ya ni son mías…
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