Cuando cada puñado de lágrimas se caían
yo sentía como mi alma se partía en pedazos…
Cuando las voces de tus palabras reclamaban
tu presencia que en ese momento se ausentaba
no sabía qué decir ni qué hacer…
Y ante la eminencia de la falta de tu ser
todo lo que existía dejó de existir
dejándome absolutamente sólo aquí.
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